Críticas a la pintura de Joan Mas
« [...] La gran virtud de esta pintura es la poderosa fuerza expresiva de su serenidad, que no sólo se debe a la paz sentada de la experiencia, sino a una verdadera sabiduría y a una sensibilidad inteligente. La ya vieja madurez de Joan Mas es una madurez incansablemente creadora, con un aliento que no sólo no ha desfallecido nunca, sino que se ha fortalezido con el tiempo. »
« [...] Luz y color dan un vigor y un ritmo a cada una de sus construcciones que nos hacen descubrir en él un auténtico pintor, conocedor de los secretos de la paleta y del trato de la materia. El tema, si bien es necesario, quedará dominado por la fuerza expresiva de cada uno de los trazos que influirá en sus óleos. »
« Joan Mas, como artista, es un fiel apasionado de los tonos grises. En sus cuadros, siempre encontramos la atmósfera de ciudades como París y Ámsterdam, donde ha vivido largos períodos y a las que vuelve con frecuencia. Aprecia el orden que aún calificamos como europeo, aunque en el nuevo sistema geopolítico en el que nos encontramos, todos formamos parte de Europa. Pero creo que nos entendemos en cuanto a las artes plásticas, ya que en sus pinturas hay una visión sensata de la vida en sociedad. Incluso cuando pinta niños jugando en la nieve, uno de sus temas, la dinámica de los niños que se manifiestan libremente tiene algo de ballet, de una obra con una musicalidad interna que otorga a cada gesto capturado un sentido de movimiento. Sin embargo, Joan Mas también es mediterráneo, y últimamente lo ha expresado de manera especial. Necesita expresarse con medida, sin excesos, refugiándose en la satisfacción que siente el buen agricultor al contemplar el campo bien trabajado, el huerto que se manifiesta con orgullo organizado, los árboles que comienzan a dar fruto, las casas con cal blanca en las paredes y techos rojos, y a lo lejos, el mar azul profundo bajo un cielo gris anuncia una lluvia beneficiosa. Todo debe tener armonía dentro de cada acción humana, y quizás porque sabe que aquí, muchas veces, nos dejamos llevar por el impulso, siempre pone sabiduría en el arte que nos ofrece. La sabiduría y el impulso se han convertido en clichés cuando se trata de explicar el carácter catalán, y hoy en día, cuando estamos tan mezclados en términos de necesidades, gustos y costumbres, su credibilidad es casi nula. Pero personalmente, creo que en el caso de Joan Mas, un pintor que se ha formado mirando y sintiendo más allá de nosotros mismos, la referencia es correcta en términos de moderación, sabiduría y equilibrio. Creo que, aunque no lo demuestre, es apasionado, pero no impulsivo. Por eso, en su obra, hay un fondo de verdad que surge de su deseo de pureza que deja de lado las exaltaciones. Busca la luz que nunca se apaga, la que no se quema sino que se renueva continuamente porque se integra en la euritmia que es tan necesaria para sentir la alegría de existir para uno mismo y para los demás dentro de un compartir generoso que, en última instancia, es arte. »
« El ritmo geométrico es la característica de Joan Mas cuando se enfrenta a la tela. Ante un paisaje, traza una serie de líneas maestras que son las que marcan el movimiento que se producirá en ella. La verticalidad y horizontalidad hacen surgir las formas que Joan Mas sitúa haciendo nacer la profundidad. Vistas urbanas son un tema querido por el artista: París, Chartres, Honfleur y Venecia son lugares que ha visitado para plantar el caballete y trabajar ante la realidad. La idealiza, y sólo permite que su fantasía se convierta en elegancia compositiva; a veces se limita a insinuar formas, a esbozar unas sillas que apenas destacan del resto de la tela, pero que crean una ambientación que se conjuga con los jardines plasmados. En ocasiones se deja arrastrar por la belleza de una iglesia veneciana y surgen encuadres osados, ángulos vistosos. Joan Mas deja a un lado lo que podría imponerse en su obra, lo accidenta, y busca lo fundamental en una labor de síntesis. Y conseguido ello, entona la tela con un control total del color, siempre dentro de unas gamas frías, azuladas, que matiza con la espátula hasta lograr una tonalidad sin distorsiones. Es la obra propia de quien ha llegado a conclusiones, de quien tiene ideas muy claras. Joan Mas se ha trazado unas premisas y las mantiene; su obra, constructivista, estructuralista, es firme, profunda y seria. »
« En un ambiente o clima -que acoge la totalidad de su pintura- hecho de azules y grises que da con mucha exactitud el aire ideal de la diudad del Sena, el pintor Joan Mas ha realizado el extenso conjunto de obras que está presentando en la Galería Comas. Perteneciente al Grup Passig de Gràcia, se caracteriza por el empleo de un lenguaje que -surgido del posimpresionismo- utiliza una dicción que suma, para dar su versión, saberes conocidos que el artista traduce en imágenes de personal resultado. Es así que los motivos de su temática representativa hallan adecuada figuración apoyándose en unos muy bien estructurados esquemas que, geometrizando la realidad, le permiten repetirla -sirviéndose del pincel y de la espátula- esencializada a la vez que enriquecida por una bien ambientada sucesión de matices y transparencias de singular dicción. Referirse a la luz y al ritmo que construyen los motivos de su pintura lleva parejo al destacar la calidad que arranca de la materia: vehículo seguro que traslada la belleza de unos escenarios, presentados en encuadres acertadísimos, contemplados y transcritos con sensibilidad de auténtico poeta de la imagen y del color. »
« Joan Mas parece haber recogido lo mejor de todos los 'ismos', articulándolos en una factura muy personal. Llega a la síntesis, eliminando de los paisajes lo adventicio; de ahí la impresión de sus obras, muy estructuradas y debajo de cuya organización se registran posiciones geometrizantes. Pero, al mismo tiempo, toda esa instrumentación y búsqueda de las esencias constructivas y últimas del paisaje no apartan a sus imágenes de una confrontación con la realidad, siempre planteada en sus obras. Y resueltas con unas matizaciones muy sutiles, donde los hallazgos post-impresionistas se acusan como determinantes. En esta ocasión Joan Mas despliega su obra, dentro de idéntica gama; unas finas gradaciones de grises y azulados, muy aptos, principalmente, para narrarnos su temática parisiense. A veces incorpora delicados tonos rosáceos, como en una lírica visión del río Sena, o alcanza una mayor dicción cromática en su paleta, siempre tan restringida, en 'La Rochelle'. Destaquemos, especialmente, sus escenas de Honfleur, el puerto que enamoró a los impresionistas y sigue cautivando a los pintores actuales. Joan Mas desarrolla una obra rica en sensibilidad y elegancia. Jamás se desmelena su colorido, ajustado a un canon a la vez brillante y parco. Los valores atmosféricos están muy cuidados en estas piezas. »